jueves, 17 de enero de 2013

Caracazo, 27 de Febrero de 1989 un día de pesadilla





Es 27 de Febrero de 1989. Emilia y yo nos despertamos temprano para llevar a wilmer a
consulta en Caracas   .-William ya estás listo-. Dijo Emilia desde la cocina.-si. vámonos- respondí desde el pasillo. -Espera un momento.- dijo Emilia. .-apúrate o vamos a perder el primer autobús.-
Eran las 4:00 am Wilmer tenía consulta de nefrología en el Hospital de Niños J:M. de los Ríos, el autobús hizo lo mismo de siempre, hizo sus paradas en San Mateo, y en La Victoria como era costumbre hizo su parada en el Ateneo de La Victoria y yo compré algo de comer y unos juegos para beber, todo parecía normal hasta que llegamos a Caracas, allí el chofer nos dijo que no podía llevarnos hasta el terminal del Nuevo Circo, así que nos bajamos en la avenida Nueva Granada, .-como nos vamos desde aquí.- preguntó Emilia,  a lo que respondí. -en taxi. - ya eran las
6:37 am íbamos con buena hora y nos olvidamos del problema.
Llegamos al Hospital fuimos a la consulta, esperamos nuestro turno, desayunamos, y llegó el momento de regresar a casa, fuimos a la salida que da a la avenida El Lago, y caminamos hasta la Avenida Urdaneta y de allí tomamos la avenida Sur 21 hasta la avenida México para tomar el metro en la estación Bellas Artes, hasta aquí todo era normal, recuerdo haber dicho que llegaríamos temprano, no tenía la más remota idea de lo que nos esperaba.

   Al llegar a la estación La Hoyada, nos dirigimos a la salida de la Avenida Fuerzas Armadas, con un grupo de personas que también iban hacia el nuevo circo, cuál no sería nuestra sorpresa, no habíamos caminado media cuadra cuando escuchamos las detonaciones de las arma de fuego, no sabíamos a dónde iban las balas, corrimos de vuelta a la Hoyada. yo deje a Emilia allí un momento para ir a averiguar qué sucedía, todo era un desastre había saqueos por todas partes y desde el puente de la avenida Bolívar, varios sujetos disparaban hacia abajo en la avenida Fuerzas Armadas, regrese con Emilia y nos quedamos por un buen tiempo allí pensando en la forma de salir de Caracas, por medio de las personas que estaban cerca nos enteramos de que había una revuelta en todas partes del país, no había ningún negocio abierto y la mayoría presentaba señales de saqueo, por fortuna recién habíamos comido, Emilia me decía que buscáramos un hotel o una habitación donde quedarnos hasta el día siguiente, pero yo insistí en que la situación no se calmaría y continuaría al día siguiente y además todo estaba cerrado, luego oímos a alguna persona decir que desde Las Adjuntas estaban saliendo vehículos hacia Los Teques, desde allí podíamos ir a La victoria, y luego a Cagua esa sería la ruta a tomar, entramos a la Hoyada nuevamente y tomamos el metro hasta la estación Capitolio, salimos y tomamos la plataforma de transbordo a la línea 2 del metro, el pasillo estaba vacío todos estaban en la estrada de la estación esperando una oportunidad para irse tal vez a sus hogares  (esta plataforma es un pasillo angosto que comunica la Estación Capitolio y la estación El Silencio tiene cierta inclinación hacia abajo para descender al  nivel de el silencio con gruesas columnas que sobresalen de la pared unos 25 o 30 centímetros), bien cuando habíamos entrado en el pasillo, escuchamos varios disparos en el entrada de la estación y todos los que estaban fuera entraron en pánico y corrieron hacia el interior de la estación y tomaron el pasillo arrastrados por el pánico no tuvieron compasión de los que cayeron, y les pisotearon pude ver con horror cómo caían unos sobre otros y volaban los zapatos y objetos que llevaban en las manos, yo tomé a Emilia y la coloque pegada a la pared detrás de una columna y la protegí con mi cuerpo para evitar que la multitud nos arrollara, continuamos solo después que se marcharon todos los que habían entrado corriendo al pasillo.

En Las Adjuntas la situación no estaba mejor, todas las paradas de transporte estaban colapsadas por los pasajeros que intentaban huir de los disturbios por las rutas alternas, nos colocamos en la fila de los vehículos que iban hacia Los Teques ya eran casi las 4:00 PM y no habíamos tomado ni agua, busque por todos lados un local abierto, no pude encontrar ninguno.
Después de esperar cerca de una hora y media al fin subimos al vehículo que nos llevaría a los Teques, era un Jeep de los viejos adaptado para transporte, creíamos que habíamos dejado el caos atrás, nada más lejos de la realidad, en Los Teques la situación era, si se aprecia bien hasta peor, Bandas de hombres armados y enfurecidos, muchos de ellos encapuchados para que no los reconocieran, caminaban por las calles  destrozando todo lo que encontraban a su paso, los kioscos estaban volteados, las puertas de los negocios y las vidrieras destrozados, íbamos caminando entre ellos, en dirección contraria para llegar al terminal de carretera de los Teques que se encuentra en la salida hacia La Victoria, a cada momento nos encontrábamos con algún grupo de estos individuos y yo me colocaba delante de Emilia para que ninguno la tropezara, ellos se apartaban más por cortesía que por temor, pues casi todos llevaban alguna arma, incluyendo machetes garrotes y algunas armas de fuego como pistolas y revólveres que pude ver, al llegar al “Terminal” nos comunicaron que no había salida de vehículos hacia ningún destino cerca o lejos, y con las pandillas pasando por el terminal no quise arriesgarme y nos fuimos hacia el centro para tratar de llamar por teléfono, intentamos comunicarnos con nuestra casa  y con la casa de mi mamá pero todo estaba colapsado, o las comunicaciones habían sido obstruidas para evitar levantamientos en el interior pero ya era tarde, según lo que pudimos  averiguar la situación estaba igual en casi todas las ciudades del país, por fin cerca de las 7:00 pm de la noche logré comunicarme con la casa de mi mamá y ella me dijo que mi hermano Ángel iría a Los Teques a buscarnos que lo esperáramos en el terminal, nos dirigimos nuevamente al terminal y allí nos quedamos hasta que ya eran cerca de las 8:30 pm entonces le dije a Emilia que camináramos por la carretera hacia la Victoria, ella insistió en que buscáramos algún hotel o habitación y yo la dije de nuevo que nadie nos recibiría, pues todo estaba cerrado, la situación no se enfriaría por lo menos hasta el miércoles, yo le dije que algún taxi pasaría y yo tenía para pagarle lo que pidiera si nos llevaba hasta la Victoria. 

Así fue como comenzamos a caminar por esa carretera tan oscura que no se veía el pavimento y la tierra, cuando pasaba un carro aprovechamos para ver donde estábamos y seguíamos caminando un largo trecho hasta que una persona gritó algo a lo lejos, -Apúrense los estamos esperando- pude oír claramente, -Emilia! es con nosotros, apúrate lo que puedas- casi corrimos hasta la camioneta que nos esperaba. al llegar nos dijo el hombre - Los esperamos por vimos que traían un niño en sus brazos- dijo el que nos llamó a gritos  - No sabe lo agradecidos que estamos por eso, no hemos tomado agua ni comida desde antes de mediodía,-le respondemos y después le preguntamos -hasta donde va- el respondió -solo hasta la Victoria- gracias le dijimos.

Después de viajar un trecho por caminos fuera de la carretera el chofer se detuvo en un negocio que estaba abierto escondido dentro de “los caminos verdes”, que era la zona por donde nos movíamos y aprovechamos todos de comprar algo para comer y beber eso nos reanimó pues teníamos ya casi 10 horas sin alimento ni agua, eran más las 12:00 pm. cuando llegamos a la Victoria, caminamos por la avenida principal a buscar un taxi, por suerte lo encontramos antes de la 1:00 pm, le dijimos a donde llevarnos, pero el chofer se negaba a llevarnos, entonces le dije que no importaba lo que cobrara  si me dejaba en la entrada de Cagua, el decía que en Cagua  la situación era terrible y que había muchos muertos y la gente estaba más loca que en cualquier parte logré convencerlo de que conocía la zona, lo que era real pues vivía y aún vivo en Cagua y que la gente después de las 11:00 de la noche se iban a dormir.
El taxi nos trajo hasta la puerta de la casa era 1:47 am,  cuando llegamos a la puerta todos estaban  despiertos esperándonos, todos dejamos salir lágrimas por la alegría de poder vernos de nuevo pues no sabían si habíamos logrado sobrevivir.
Aún hoy después de 24 años puedo recordar con claridad lo ocurrido, fueron muchos los que desaparecieron y no se sabe con exactitud cuántos fueron los que murieron en ese levantamiento popular y es una aventura que jamás podre olvidar.

las horas imprecisas se dejan ver con claridad con un "casi"  o "cerca de"

Las Imágenes fueron tomadas de Internet




Imagen 3 https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-CAdceuVkBlfmjzr4BP9K0upxaaX69LhCQnrSof5TkgsMhiJQz8-bb-_9uOA1vlao6AnhEni4A0BQCR3byJNkHmgYwy-blOnXjEI_l1zCjvkL4F34QQ7oJtXzSYL61gCwwF9np9CuAns/s1600/CaracazoCarroCandela.jpg



Estos link llevan a unos videos de las noticias de la época:
 http://www.youtube.com/watch?v=SHGcvPh_Jcc

http://www.youtube.com/watch?v=xNwrQrIyXEA


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